Esta casa fue construida en 1668, en Cornualles. Aunque tiene ya más de 300 años y no tiene muy buena pinta vista desde fuera, su interior guarda una pequeña sorpresa.
Cuando cruzas la puerta una sensación de calma y bienestar te invaden al momento. La casa está diseñada de manera maestra. Tiene un interior agradable y acogedor, dándole a la casa una sensación de armonía y paz. Su fachada no tiene muy buen aspecto, pero tal y como dice el refrán “no juzgues a un libro por su portada”
Una joven pareja fueron quienes compraron la casa y decidieron remodelarla por completo. Querían crear un espacio acogedor sin renunciar a las comodidades que aportan los muebles actuales.
Para aumentar la luminosidad y la sensación de amplitud, los propietarios eligieron pintar de blanco todas las paredes, vigas y puertas, y que el color se lo diera la decoración de cada espacio.
La casa cuenta con un jardín privado muy amplio y cómodo, equipado para cuando hay buen clima, pero además una sala de estar techada para los días fríos y lluviosos.
En el segundo piso se encuentran los dormitorios. Una habitación para los niños a la que no le falta detalle.
En el dormitorio principal se encuentra una gran cama de estilo colonial y decoración rústica sencilla a la par que bonita.
¡Lo mejor de todo es que está disponible para ser alquilada !